domingo, 7 de noviembre de 2010

El reivindicador romántico


Cuando el artista se aleja del arte espectáculo, del eterno problema existencial y del manido  tema identitario  deviene inevitablemente en un artista comprometido.  Si aceptamos la idea de que todo arte es político,  entonces  el simple hecho de ser artista implica asumir una postura política.

Arte comprometido existió siempre en la historia del arte. Goya fue un gran artista con un enorme compromiso ideológico, como podemos ver en sus "desastres de la  guerra" o en sus maravillosos "caprichos". Todo lo que pasa actualmente en el mundo ya fue descrito en imágenes por Goya.

En un mundo globalizado y desastroso como el actual el artista no puede ser ajeno a estas realidades y consecuentemente toma consciencia. En la última documenta de 2007 esta idea estuvo muy presente.  Roger M. Buergel director de esta muestra  se preguntaba: "¿Cuál es el destino de la modernidad? ¿Donde han quedado las demandas universales de libertad, igualdad y fraternidad tras las catástrofes totalitarios del s.XX? (...) Hay una dimensión apocalíptica y obviamente política de la vida desnuda recalcada por la tortura y los campos de concentración. (...) ¿Qué hacer? Los artistas deben educar con la forma y la materia."

Si hay un artista verdaderamente comprometido y educador en nuestro país este es sin duda Santiago Sierra. Yo oí hablar de él en 2003 cuando en la 53 bienal de Venecia se le encarga intervenir en el pabellón de nuestro país. Su propuesta consistió en tapiar la entrada y envolver el escudo de España con un plástico negro. Los visitantes tenían que acceder a él por detrás a través de un muro, presentando el dni español. Dentro solo un espacio vacío con las puertas arrancadas y restos de obra. La acción denuncia las fronteras como instrumentos de control, ironiza sobre el nacionalismo excluyente, habla de inmigración y de los muros económicos que estamos levantando en el mundo. Es muy interesante la justificación que hace del proyecto la entonces ministra Ana  Palacio en el catalogo de esta muestra en la que se trasluce cierta incomodidad con el seleccionado recalcando: "respetar la independencia de criterio de la comisaría" Y es que el arte de Santiago Sierra siempre tiene algo de molesto que incomoda a los podedes.

En sus acciones siempre busca la provocación. En la obra titulada "245 metros cúbicos" de 2006, transforma  la sinagoga de Stommeln, en la ciudad alemana de Pulheimna  en una cámara de gas. Los visitantes solo podían entrar con una máscara de gas y permanecer un máximo de 5 minutos en el interior por motivos de seguridad. A pesar de que la obra pretendía honrar a las victimas el hecho de que tenga múltiples lecturas, se consideró una provocación y de mal gusto incluso por las comunidades  judías y tuvo que ser cerrada.

Santiago Sierra busca por todos los medios posibles mostrar lo absurdo de las relaciones de poder y por supuesto, criticar al sistema capitalista, demarcando todos los problemas que éste acarrea. En sus obras utiliza a menudo inmigrantes para denunciar el abuso, las malas condiciones de trabajo, el tratamiento inhumano de los inmigrantes, la autodestrucción, la alineación o  la moral burguesa: "8 personas remuneradas para permanecer en el interior de cajas de cartón", "línea de 250 cm tatuada sobre 6 personas remuneradas" o "
concentración de trabajadores indocumentados en la fiac de Paris"
son algunos títulos de sus obras. Actualmente trabaja en su película  "No global tour" en la que  un gran NO corpóreo viaja, transportado en un camión, por diferentes ciudades del mundo.


En verano se dejaba caer por la inauguración en Cáceres de la Fundación Helga de Alvear (su galerista). Desde México, donde reside actualmente, llego con unas largas barbas blancas para dejar claro en unas jornadas sobre museología que su interés por los museos no va mas allá de la actividad laboral que personal de limpieza, montadores o vigilantes allí desempeñan.

Esta semana Santiago Sierra recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas dotado con 30.000€ y como no podía ser menos lo ha rechazado. Todo un golpe mediático. La carta de renuncia además de una exhibición de principios es sin duda una obra de arte que de nuevo deja con el culo al aire a mas de uno.
          

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