viernes, 3 de diciembre de 2010

Evocación de la ausencia


Una cama doble, vacía, ampliada hasta un tamaño de una valla publicitaría. No hay texto, ni símbolo alguno. En las almohadas queda la huella de quienes no hace mucho estuvieron allí. ¿De quienes se trata? La ausencia lo llena todo en este trabajo. La cama es el lugar donde podemos descansar, donde nacemos y morimos. Un sitio íntimo que al instalarlo en la vía publica inesperadamente adquiere un significado colectivo.

El artista cubano Félix González-Torres llega a los Estados Unidos en los años 80 infectado con el VIH. Joven, pobre, latino, exiliado y homosexual, pronto encontró en la comunidad artística neoyorquina un hueco que la sociedad conservadora de entonces le niega. Su obra, radicalmente minimalista y conceptual esta llena de humildad y elegancia. La muerte de su pareja por SIDA en 1991 supuso un cataclismo para él. Es entonces cuando hace esta foto que cuelga en 24 sitios diferentes de la ciudad. Una apuesta por el silencio, un homenaje a la perdida del amado, una historia incompleta que cada observador habrá de recrear. Los significados no son estáticos.  La individualidad sólo importa cuando se reúne con otras. El mensaje último de este trabajo es que “la vida” existe, y que tiene un valor inmenso, aún cuando es tranquila, modesta, transitoria.

González-Torres muere en 1996 con tan solo 38 años, después de luchar duramente contra esta terrible enfermedad.
  

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