viernes, 23 de septiembre de 2011

Siempre está en todas partes



“Hacer vídeos significa hacer terapia familiar; la televisión es un miembro de la familia que habla.”

La vídeo artista suiza Pipilotti Rist (1962) adquirió este nombre cuando ingresó en la escuela de arte en referencia al personaje de ficción Pipi Calzaslargas al que unió el mote cariñoso Lotti con el que su familia la llamaba desde pequeña. Sus obras que generalmente protagoniza ella misma toman elementos del vídeoclip actualizando su discurso y creando escenas de estética amable y colorista aunque al mismo tiempo llenas de paradojas y sensaciones encontradas.

A través de sus trabajos busca la estimulación de todos los sentidos. Por esto cuida que el público disponga de amplios sillones o pueda tumbarse en el suelo para que ver y escuchar se conviertan en una experiencia. La música también desempeña una función fundamental es sus filmaciones. No es extraño puesto que la artista formó parte del grupo de rock Les Reines Prochaines y desde entonces no dejó de componer. Canciones hipnotizantes, indudablemente bellas y envolventes que crean una atmósfera singular.

En Ever Is Over All (1997) vemos dos proyecciones ligeramente solapadas. Una muestra un plácido campo de exóticas flores rojas. En la otra vemos una joven sonriente con un vestido azul y zapatos color rubí paseando por una calle. La fluidez de ambas escenas se interrumpe cuando comienza a romper los parabrisas de los coches aparcados con una enorme tritoma similar a las que aparecen en el vídeo contiguo. En ese momento una mujer policía se aproxima por su espalda creando cierta tensión. Al alcanzarla ambas se saludan y continúan su camino. La representación de la violencia aquí es hermosa. En esta obra se contraponen las ideas de armonía y vandalismo, naturaleza y tecnología, masculinidad y feminidad, autoridad y complicidad. En un contexto más crítico, reflexiona sobre las dificultades de las mujeres para abrirse camino en el mundo del arte.

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1 comentario:

  1. me encanta Pipilotti, qué bueno que le hayas dedicado una entrada.

    Claudia Barco

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