domingo, 25 de septiembre de 2011

EPÍLOGO: Un caminar que no tiene fin

Desde el primer paseo que dimos con Bruce Nauman por su estudio en el año 68, hasta este último pseudo-vandálico de Pipilotti Rist reventando las lunas de los coches aparcados en la calle han sido sesenta y ocho posts a través de los que hemos recorrido juntos medio mundo y casi medio siglo de la mano de mis artistas preferidos. Si bien el listado final es caprichoso e incompleto, yo mismo me sorprendo de como he ido incluyendo a unos y descartando a otros, todos ellos reúnen una característica común: la capacidad de hacernos reflexionar sobre la vida y el mundo en el que vivimos.
 
Me apasiona el arte porque en él no hay grandes certezas y siempre nos plantea más preguntas que respuestas. El arte contemporáneo no es hermético, ni inteligible sino más bien incomodo y subversivo. Nos habla de manera crítica de asuntos cotidianos que todos podemos comprender, eso sí, siempre que estemos dispuestos a desadormecer nuestra mirada. Un ejercicio no pocas veces duro de hacer.
  
Este paseo, mi paseo, acaba aquí. Hay otras rutas y otras muchas miradas por descubrir. Mil gracias a los que me habéis acompañado durante estos meses leyéndome, dejado vuestros comentarios y animándome a completarlo. A los más expertos espero no haberos aburrido y a los inexpertos confío que en solitario seguiréis explorando el vasto terreno que abarca el arte actualmente. Un caminar que no tiene fin.
  

3 comentarios:

  1. Buenas tardes, José.
    Acabo de recalar en tu blog gracias a la ingrata y, sin embargo, compañera tuya de trabajo: Anna Míriam.
    Coincido. El arte (tanto actual como pretérito y venidero) es y será testigo de su tiempo y debe, necesita, le urge enfrentarse contra la enajenación que cada época trae consigo.
    La acción creativa es la más efectiva de todas, porque argumenta pacíficamente y seduce con facilidad al individuo de "mirada desamormecida". La acción creativa ha sido, y es temida, por los más altos poderes porque nace de la libertad proporcionando libertad. La acción creativa libera, estimula, persuade, aniquila el yo y, parafraseando a Ciorán, concede al autor el legítimo "derecho a comprarse con Dios".
    Aunque no basta con hacer carne la idea o el sentimiento. El "hijo" precisa de unas vestiduras que no son sino la la trangresión, la subversión y, como ya sentenciará Baudelaire, la provocación. Sobre último, y para dar por finalizada la diatriba, el Genio de Figueres, Dalí, dijo lo siguiente: "Si quieres gustar, has de provocar".

    Un saludo.

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  2. José,

    Estoy dando un recorrido por el blog desde este magnífico y didáctico epílogo. Me parece un serio y gran trabajo, además tengo la suerte de poder comentarlo contigo, si llega el caso.

    Un abrazo

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  3. Enhorabuena por este magnifico trabajo. Con este blog nos regalas la entrada a una parte del arte contemporáneo totalmente desconocida para algunos profanos como yo. Muchas gracias.

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