Desde el primer paseo que dimos con Bruce Nauman por su estudio en el año 68, hasta este último pseudo-vandálico de Pipilotti Rist reventando las lunas de los coches aparcados en la calle han sido sesenta y ocho posts a través de los que hemos recorrido juntos medio mundo y casi medio siglo de la mano de mis artistas preferidos. Si bien el listado final es caprichoso e incompleto, yo mismo me sorprendo de como he ido incluyendo a unos y descartando a otros, todos ellos reúnen una característica común: la capacidad de hacernos reflexionar sobre la vida y el mundo en el que vivimos.
Me apasiona el arte porque en él no hay grandes certezas y siempre nos plantea más preguntas que respuestas. El arte contemporáneo no es hermético, ni inteligible sino más bien incomodo y subversivo. Nos habla de manera crítica de asuntos cotidianos que todos podemos comprender, eso sí, siempre que estemos dispuestos a desadormecer nuestra mirada. Un ejercicio no pocas veces duro de hacer.
Este paseo, mi paseo, acaba aquí. Hay otras rutas y otras muchas miradas por descubrir. Mil gracias a los que me habéis acompañado durante estos meses leyéndome, dejado vuestros comentarios y animándome a completarlo. A los más expertos espero no haberos aburrido y a los inexpertos confío que en solitario seguiréis explorando el vasto terreno que abarca el arte actualmente. Un caminar que no tiene fin.
Buenas tardes, José.
ResponderEliminarAcabo de recalar en tu blog gracias a la ingrata y, sin embargo, compañera tuya de trabajo: Anna Míriam.
Coincido. El arte (tanto actual como pretérito y venidero) es y será testigo de su tiempo y debe, necesita, le urge enfrentarse contra la enajenación que cada época trae consigo.
La acción creativa es la más efectiva de todas, porque argumenta pacíficamente y seduce con facilidad al individuo de "mirada desamormecida". La acción creativa ha sido, y es temida, por los más altos poderes porque nace de la libertad proporcionando libertad. La acción creativa libera, estimula, persuade, aniquila el yo y, parafraseando a Ciorán, concede al autor el legítimo "derecho a comprarse con Dios".
Aunque no basta con hacer carne la idea o el sentimiento. El "hijo" precisa de unas vestiduras que no son sino la la trangresión, la subversión y, como ya sentenciará Baudelaire, la provocación. Sobre último, y para dar por finalizada la diatriba, el Genio de Figueres, Dalí, dijo lo siguiente: "Si quieres gustar, has de provocar".
Un saludo.
José,
ResponderEliminarEstoy dando un recorrido por el blog desde este magnífico y didáctico epílogo. Me parece un serio y gran trabajo, además tengo la suerte de poder comentarlo contigo, si llega el caso.
Un abrazo
Enhorabuena por este magnifico trabajo. Con este blog nos regalas la entrada a una parte del arte contemporáneo totalmente desconocida para algunos profanos como yo. Muchas gracias.
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