viernes, 28 de enero de 2011

Belleza trágica


"El arte tiene un poder enorme: tiene el poder de devolver al dominio de la vida, al dominio de la humanidad, la vida que ha sido profanada "

Doris Salcedo nació en 1958 en Bogotá, dónde vive y trabaja. En su trabajo se abordan temas relativos a la violencia política, el trauma cultural colectivo, el abandono y la memoria.

Sus esculturas se basan en la transformación de objetos domésticos. Sus muebles encementados son testigos mudos de la violencia en su país natal. Aunque la mayor parte de su obra se basa en el conflicto colombiano, ella nos advierte que "le puede pasar a cualquiera de nosotros, a cualquiera en el mundo". Estas piezas, relacionadas con personas desaparecidas, perseguidas, desplazadas, representan "la ausencia pura" y son producto de largas investigaciones y de entrevistas con los sobrevivientes. Su objetivo es convertir las experiencias privadas de las víctimas en experiencias colectivas, de manera que no pierdan su dimensión social.

En La bienal de Estambul de 2003, presentó en el barrio de Karakoy esta impactante instalación en la que 1550 sillas de madera entrelazadas llenan el espacio vacío de un solar. Una obra monumental no exenta de connotaciones violentas. Ya un año antes había instalado 250 sillas en la fachada del palacio de justicia de Bogotá como respuesta a aquellos que fueron asesinados en una fallida guerrilla siete años atrás. Estos objetos cotidianos, convertidos ahora en espectros, son contundentes metáforas visuales que hablan de ausencias y desgarros en nuestra memoria colectiva.
         

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