domingo, 25 de septiembre de 2011

EPÍLOGO: Un caminar que no tiene fin

Desde el primer paseo que dimos con Bruce Nauman por su estudio en el año 68, hasta este último pseudo-vandálico de Pipilotti Rist reventando las lunas de los coches aparcados en la calle han sido sesenta y ocho posts a través de los que hemos recorrido juntos medio mundo y casi medio siglo de la mano de mis artistas preferidos. Si bien el listado final es caprichoso e incompleto, yo mismo me sorprendo de como he ido incluyendo a unos y descartando a otros, todos ellos reúnen una característica común: la capacidad de hacernos reflexionar sobre la vida y el mundo en el que vivimos.
 
Me apasiona el arte porque en él no hay grandes certezas y siempre nos plantea más preguntas que respuestas. El arte contemporáneo no es hermético, ni inteligible sino más bien incomodo y subversivo. Nos habla de manera crítica de asuntos cotidianos que todos podemos comprender, eso sí, siempre que estemos dispuestos a desadormecer nuestra mirada. Un ejercicio no pocas veces duro de hacer.
  
Este paseo, mi paseo, acaba aquí. Hay otras rutas y otras muchas miradas por descubrir. Mil gracias a los que me habéis acompañado durante estos meses leyéndome, dejado vuestros comentarios y animándome a completarlo. A los más expertos espero no haberos aburrido y a los inexpertos confío que en solitario seguiréis explorando el vasto terreno que abarca el arte actualmente. Un caminar que no tiene fin.
  

viernes, 23 de septiembre de 2011

Siempre está en todas partes



“Hacer vídeos significa hacer terapia familiar; la televisión es un miembro de la familia que habla.”

La vídeo artista suiza Pipilotti Rist (1962) adquirió este nombre cuando ingresó en la escuela de arte en referencia al personaje de ficción Pipi Calzaslargas al que unió el mote cariñoso Lotti con el que su familia la llamaba desde pequeña. Sus obras que generalmente protagoniza ella misma toman elementos del vídeoclip actualizando su discurso y creando escenas de estética amable y colorista aunque al mismo tiempo llenas de paradojas y sensaciones encontradas.

A través de sus trabajos busca la estimulación de todos los sentidos. Por esto cuida que el público disponga de amplios sillones o pueda tumbarse en el suelo para que ver y escuchar se conviertan en una experiencia. La música también desempeña una función fundamental es sus filmaciones. No es extraño puesto que la artista formó parte del grupo de rock Les Reines Prochaines y desde entonces no dejó de componer. Canciones hipnotizantes, indudablemente bellas y envolventes que crean una atmósfera singular.

En Ever Is Over All (1997) vemos dos proyecciones ligeramente solapadas. Una muestra un plácido campo de exóticas flores rojas. En la otra vemos una joven sonriente con un vestido azul y zapatos color rubí paseando por una calle. La fluidez de ambas escenas se interrumpe cuando comienza a romper los parabrisas de los coches aparcados con una enorme tritoma similar a las que aparecen en el vídeo contiguo. En ese momento una mujer policía se aproxima por su espalda creando cierta tensión. Al alcanzarla ambas se saludan y continúan su camino. La representación de la violencia aquí es hermosa. En esta obra se contraponen las ideas de armonía y vandalismo, naturaleza y tecnología, masculinidad y feminidad, autoridad y complicidad. En un contexto más crítico, reflexiona sobre las dificultades de las mujeres para abrirse camino en el mundo del arte.

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martes, 20 de septiembre de 2011

Memoria de lo que te dí

    
"Las cosas materiales que tenemos y que nos acompañan en nuestra vida son el abecedario personal e intransferible de nuestra memoria."

El neoyorquino Anthony Roveca (1971) estudió psicología y después arte. Desde los comienzos de este siglo, en su trabajo que abarca la escultura, la fotografía y el vídeo, aborda temas relacionados con las formas de construir las redes sociales, la memoria individual o colectiva, la autoconstrucción de la identidad y la fragilidad de los recuerdos. Sus obras sencillas pero evocadoras son una larga meditación sobre la conciencia y el paso del tiempo.

En 'Everything that I have given you. Everything that you have given me.' de 2011, el artista pidió a sus amigos más cercanos que fotografiasen los regalos que conservan de él. Por otro lado, él hizo lo mismo con los regalos que había recibido de cada una de estas personas. Una vez emparejados, en cada díptico se pueden intuir los intereses comunes, el grado de conocimiento mutuo y la intimidad que surge a través de los objetos intercambiados.

De lo que nos habla esta obra, es de la memoria como proceso dinámico. La búsqueda de la huella que ciertas personas o algunas cosas han dejado en nosotros. Los objetos son contenedores de pequeños retazos de memoria, mantienen los ecos de nuestro pasado, de los buenos momentos que hemos podido vivir. A través de ellos mantenemos activos nuestros recuerdos, no solo los que al recibirlos han dejado en nosotros sino también los que después hemos ido depositando en ellos.
   

sábado, 17 de septiembre de 2011

Lamer y enjabonar


"Cuanto más escucho la forma en que mi cuerpo reacciona ante el mundo, más cambia la forma en que vivo mi vida."

Los objetos de Janine Antoni (Bahamas, 1964) son producto de procesos relacionados con el anhelo femenino de la belleza y la limpieza, el deseo de amor y el odio a uno mismo. Siente fascinación por aquellos materiales que pueden ser transformados como resultado de la acción creativa. Su estado emocional es fundamental en todos sus trabajos. Se interesa por los rituales cotidianos del cuerpo, y convierte las actividades más básicas, como comer, bañarse o lavarse, en procesos escultóricos.
 
Los dos bustos que conforman Lick and lather (1993) están hechos con jabón y chocolate, materiales relacionados con el cuerpo y el placer. Creados ambos con un molde de sí misma y al estilo del clasicismo del siglo XIX, constituyen un guiño a la idea de belleza femenina en la historia del arte. Después lamió el chocolate y se enjabono las manos para así cambiar los rasgos de estas dos esculturas. Un gesto poético e íntimo que nos sugiere una perdida, o distorsión, de la identidad.

     

martes, 13 de septiembre de 2011

Gabinetes de medicamentos


“No entiendo por qué la mayoría de las personas creen en la medicina y no creen en el arte, sin cuestionarse ambas.”

El polémico artista británico Damien Hirst (Bristol, 1965) tuvo una juventud conflictiva. Abandonados por su padre, su madre reconoce que perdió el control de su hijo punk. Arrestado varias veces por la policía, logro al segundo intento ingresar en Bellas Artes de la Universidad de Londres. Fue entonces cuando comenzó a trabajar a tiempo parcial en una morgue, experiencia que influyó posteriormente en su elección de temas y materiales. Durante los años 90 saltó a la fama gracias al coleccionista Charles Saatchi con el que acabaría teniendo serios conflictos. Pertenece al denominado YBA (Young British Artists). Actualmente ostenta el récord de ser el artista vivo más cotizado.

La muerte constituye el tema central de su trabajo. Principalmente conocida es su serie 'Natural History' en la que conserva tiburones, ovejas o vacas en herméticas piscinas de formol. En 2007 realizó una obra titulada 'For the Love of God' consistente en una calavera humana del s.XVIII a la que incrustó 8.601 diamantes y que está valorada en 74 millones de euros. Todas las obras de Hirst contienen una sutil e ingeniosa ironía y ponen en cuestión el papel del arte en la cultura contemporánea.

Los botiquines de la serie 'Medicine cabinets' constituyen un universo de naturalezas muertas que expresan y reflejan el cuerpo humano como un campo de vulnerabilidades. Sin embargo albergan la esperanza de subsistir mas allá de la enfermedad gracias a la medicina. En 'Sinner' (1988) el artista incorpora fármacos del botiquín de su propia abuela. Esta obra junto con otras del mismo estilo anticipa los 'Sex Pistols cabinets'  compuestos por 12 grandes armarios de medicamentos dedicados cada uno a una canción del legendario álbum de 1977, 'Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols'. (Nos importa unos cojones, aquí están los Sex Pistols).
   

viernes, 9 de septiembre de 2011

Monitas

Jugando con Laura y Roxanne, Adela la Nadadora y las siamesas
Teressa y Vanessa, y Yoanna y Mireia (1999)
            
"Debido a una alimentación rica en aditivos, conservantes y colorantes, los animales domésticos del siglo XX irán cambiando su estructura genética; esto, unido a unos hábitos de comportamiento muy humanos, así como en la mayoría de los casos haber mantenido relaciones sexuales con sus dueños, da origen a unos nuevos seres híbridos de los cuales las monitas representan un tipo."

Bene Bergado (Salamanca, 1965) recrea a través de sus fotografías, esculturas e instalaciones, un mundo particular en el que desarrolla la idea de hibridación entre ser humano y animal. En sus trabajos de estética futurista próxima a la ciencia-ficción se abordan temáticas como la desproporción, la mirada al futuro y también la reinterpretación del pasado.
 
Las monitas son fruto de mutaciones genéticas y diversos experimentos biotecnológicos. La artista no las considera esculturas y se refiere a ellas como muñecas.  La idea viene de su infancia, cuando las muñecas que había visto por la tele nunca eran en realidad como se las había imaginado. En 1998 creó a Tina y después Adela la deportista, Oliva la escultora, Kiko la diseñadora y Estella la muñeca que más le gusta viajar. Cada una tiene su propia personalidad e historia. Las Monitas siamesas, son una metáfora de una futura inteligencia distribuida. Laura y Roxane (blanca y negra) por un error de programación fueron sometidas a un intercambio cerebral parcial y al despertar de la operación se dieron cuenta de lo mucho que se necesitaban la una a la otra para comprenderse; nunca pensaron en denunciar al hospital.

El interés de la artista por las investigaciones en el campo de la ingeniería genética hay que entenderlo desde el punto de vista de su incidencia en nuestro modo de vida, en nuestra experiencia y relación con lo cotidiano. Las monitas no son lo que cabria esperar de los avances bio-científicos. Son antinaturales según los valores que rigen al mundo actual. No representan un posicionamiento ideológico y moral, sino más bien un juego de hipótesis abiertas o una reflexión acerca de los modos de representar las posibilidades de lo real. Una anormalidad que se nutre de un amplio espacio de libertad.
   

lunes, 5 de septiembre de 2011

Arte aplicable a la sociedad


"Siempre que podamos hacer lo que queramos, me importa bastante poco lo que opine la gente."

El Atelier van Lieshout (AVL), dirigido por Joep van Lieshout, es un colectivo artístico que desde 1995 desarrolla proyectos en el campo de la arquitectura, el diseño y el arte contemporáneo cuya finalidad es la gestión antiautoritaria contra el monopolio del Estado. Se hicieron conocidos en todo el mundo por sus instalaciones de autosuficiencia, la construcción de maquinas para matar animales, caravanas y casas móviles.  En 2001 crearon en el puerto de Rotterdam la AVL Ville, un 'estado libre', que ofrece alojamiento a las personas que trabajan en el estudio. Temas recurrentes en sus obras son la autarquía, la política, así como el sexo, la vida y la muerte.

Mini Capsule Side Entrance 6 Units de 2002 puede ser visto como una granja de gente. Apiladas parecen una conejera. Cada unidad construida en fibra de vidrio tiene un espacio no más grande que una cama de matrimonio y está equipado con elementos básicos: un colchón, sábanas, mantas, una lámpara de noche, ganchos de ropa, una toma de corriente eléctrica y un estante. En 2009 como parte de de un evento en Miami, trascendió los umbrales de la galería y se presentó como escultura pública en un parque. Las implicaciones cambiaron de manera radical. El espacio inerte cobró vida y sus repercusiones socio-culturales comenzaron a tener relevancia: ¿Se trata de un monumento, un lounge VIP o un posible alojamiento temporal de bajo coste para personas de pocos recursos?

   

jueves, 1 de septiembre de 2011

Llanto por un amor ahogado


"Estoy interesada en el efecto emotivo del canto, cómo puede activar la memoria y redefinir un lugar."

Cuando era niña la artista escocesa Susan Philipsz (Glasgow, 1965) cantaba con sus hermanas en el coro de la iglesia. Rechazada en la escuela de Arte, marchó a estudiar a Dundee y Belfast. Originalmente escultora, es sin embargo más conocida por las instalaciones sonoras que crea con su propia voz. A capela graba tanto conocidas canciones populares como versiones de Nirvana o Radiohead que luego reproduce en paradas de autobuses o a través de la megafonía de los supermercados Tesco. Su trabajo se define a partir de la memoria, las referencias y las emociones que los sonidos pueden producir. Su voz amateur, espontánea e intima nos transporta a otro tiempo y a otro lugar.
           
Lowlands (2009) comienza con una obra más pequeña inspirada en Anna Livia Plurabelle, el personaje que aparece en Finnegans Wake de Joyce que es mujer, madre y un río al tiempo. Realizada en Berlín, ciudad en donde la artista reside, para una galería enfrente del canal al que fue lanzada la revolucionaria comunista Rosa Luxemburgo tras recibir un disparo en la cabeza en 1919. De repente estos dos personajes ligados al agua se fueron uniendo en su cabeza.
   
Cuando se le pidió hacer un trabajo en Glasgow, se planteo una versión más grande de esta pieza. Paseando bajo los puentes del rio Clyde encontró sujeto a una barandilla un ramo de flores que marcaba un suicidio. En ese momento supo que este sería el sitio perfecto para instalar su trabajo. Para ello grabo tres versiones de una preciosa balada escocesa del siglo XVI, el lamento Lowlands Away. El resultado es una voz fría y sin cuerpo que se hace eco en las construcciones y se pierde en el tráfico cercano. Apenas se percibe que la obra está allí y de repente el sonido adquiere presencia mientras silba algún tren que en ese momento pasa por encima. Un canto inquietante y melancólico que acompaña al paseante y que en una de sus estrofas nos revela:  "Mi amor se ahoga en las tierras bajas del viento."

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* Susan Philipsz es la ganadora del Turner Prize 2010.